“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, declara el primer artículo de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Mi trabajo en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) en Quito, Ecuador, se ha basado principalmente en tratar de hacer de esta declaración una realidad.
La discriminación en contra de personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) es un problema recurrente en Ecuador. A pesar de que la homosexualidad fue despenalizada en 1997, y de que la discriminación contra personas LGBTI es ilegal, se estima que el 65% de ellas aún sufre de violencia en sitios públicos. Esto demuestra que aún queda un largo camino por recorrer para conseguir un cambio de mentalidad, así como para lograr la no discriminación en base a la orientación sexual o identidad de género.
Como parte de mi trabajo, organicé y conduje sesiones de formación sobre derechos humanos y no discriminación para distintas audiencias: desde personal de seguridad, recepción y limpieza de las Naciones Unidas, hasta instituciones estatales o privadas y grupos de jóvenes estudiantes; he tratado de deconstruir prejuicios y romper tabúes. Traté de mostrar que, lejos de ser una enfermedad mental, la homosexualidad y el transgénero son parte integral de la diversidad humana y deben ser respetados.
De igual manera, proporcioné asistencia técnica para la producción de un curso en línea acerca de la no discriminación hacia personas LGBTI, en colaboración con el Instituto Nacional de Derechos Humanos y el Ministerio Coordinador de Desarrollo Social. Todos los funcionarios públicos en todos los niveles del Estado tendrán que completar este curso en el próximo año.
Trabajar en un pequeño equipo de dos personas me permitió cubrir todos los aspectos para lograr el respeto y la protección de los derechos humanos, tanto por nuestros asociados institucionales como por la propia ONU.
Un reto importante este año fue la inclusión del enfoque basado en los derechos humanos en el Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (MANUD). La coordinación entre agencias no siempre fue fácil, pero finalmente logramos asegurar que los derechos humanos sigan siendo una preocupación fundamental de todas las agencias de la ONU.
Estoy muy agradecida al programa VNU por esta oportunidad de contribuir, en mi propia y modesta manera, a la construcción de una sociedad más igualitaria y más respetuosa con los derechos humanos.
Esta experiencia como Voluntaria de las Naciones Unidas me ha hecho percatarme de que todos, sin importar la edad, habilidades o intereses, podemos actuar por el respeto de los derechos humanos.
Como dijo Eleanor Roosevelt en su discurso con motivo del décimo Aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1958, los derechos humanos están “en lugares pequeños, cerca de casa – tan cerca y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa del mundo. Sin embargo, están en el mundo individual de cada persona: el barrio en el que vive, la escuela o universidad a la que asiste, la fábrica, granja u oficina donde trabaja”.
“Esos son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca una justicia igualitaria, igualdad de oportunidades y de dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos tengan significado a nivel individual, no tendrán significado en ningún otro lugar”.
Biografía: Gaetane Cornet es una Voluntaria de las Naciones Unidas internacional que presta servicio como Asociada de Derechos Humanos en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Quito desde marzo de 2015. Tiene una Maestría en Derecho por la Universidad Católica de Lovaina (UCL) y una Maestría en Derecho Humanitario Internacional y Derechos Humanos por la Academia de Ginebra (ADH). Antes de unirse a las Naciones Unidas, trabajó como asistente de investigación para diversas ONG e instituciones académicas, y como editora legal del Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC, por sus siglas en inglés).