En 2014 empecé a prestar servicio como Voluntaria ONU en la sección de desarme, desmovilización y reintegración de la ONUCI, lo que fue como un sueño académico hecho realidad. Uno de nuestros principales objetivos ha sido mostrar y monitorear la participación de las beneficiarias en los proyectos de reinserción. Estos proyectos son particularmente interesantes ya que, más allá de beneficiar a las propias ex combatientes, contribuyen también a mejorar los medios de subsistencia de las comunidades.
Actualmente trabajo en la sección de DDR de la Operación de las Naciones Unidas en Côte d’Ivoire (ONUCI), y soy la coordinadora de cuestiones de género para DDR. En el Campamento de Anyama en Abidjan, ayudo a recolectar armas, granadas, municiones sin detonar y municiones en general, así como a desmovilizar a los ex combatientes, a generar estadísticas relevantes y a asistir a la Autoridad nacional de Desarme, Desmovilización y Reintegración.
Las concepciones tradicionales del programa de DDR tienden a favorecer la reintegración de los combatientes armados masculinos. Sin embargo, mientras que muchas mujeres también toman las armas, existe el riesgo de que se las haga a un lado en el proceso, dado que los roles que asumieron quizá fueran de apoyo más que de combate activo.
Si un proceso de DDR es limitado en su capacidad de atender a estos distintos roles, corre el riesgo de convertirse en un proceso exclusivo que potencialmente deje a los grupos vulnerables relegados y limite su capacidad de reintegrarse de forma sostenible en sus comunidades.
Mis responsabilidades diarias incluyen recopilar y archivar datos desglosados por género relevantes para todos los procesos del programa, y alinear nuestro programa de DDR con las normas de las Naciones Unidas para que cuente con una perspectiva de género.
Uno de nuestros principales objetivos ha sido mostrar y monitorear la participación de las beneficiarias en los proyectos de reinserción. Estos proyectos son particularmente interesantes ya que, más allá de beneficiar a las propias ex combatientes, contribuyen también a mejorar los medios de subsistencia de las comunidades. Es tangible y muy gratificante ver que las beneficiarias y las comunidades de acogida son felices.
En muchos de nuestros proyectos, nuestros colegas dedicados al trabajo de campo trabajan para asegurarse de que los proyectos promueven la participación de la mujer. Algunas ONG han otorgado a mujeres roles que son clave dentro de las juntas de cada proyecto, como, por ejemplo, el de presidente de la organización o el de secretaria de finanzas. Resulta extremadamente positivo para la ONUCI poder afirmar que nuestros proyectos le otorgan gran importancia a la participación de la mujer y que, en muchos casos, han permitido que participantes mujeres se conviertan en líderes de los proyectos y de sus comunidades.
Ser Voluntaria de las Naciones Unidas es una gran experiencia profesional. No deberíamos dejar que el título de “Voluntario” nos desanime a postularnos y a, potencialmente, hacer algo significativo. Es un importante peldaño en nuestra carrera y una combinación inusual de trabajo interesante y oportunidades globales.
Artículo traducido por la Voluntaria en línea de las Naciones Unidas Florencia Farah