El doctor Meroni Abraham se unió a la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) como oficial médico VNU en 2012, después de haber trabajado como médico en Etiopía y Eritrea durante más de 15 años. La unidad de terreno del programa VNU en Sudán del Sur tuvo hace poco la oportunidad de preguntarle al doctor por su experiencia de trabajo en Malakal durante el conflicto armado actual y la prestación de servicios médicos a los civiles que se han refugiado en la zona de protección de la UNMISS. En la siguiente entrevista en profundidad, describe con claridad cómo proporciona asistencia sanitaria de calidad en las secuelas del conflicto.
El doctor Meroni Abraham se unió a la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) como oficial médico VNU en 2012, después de haber trabajado como médico en Etiopía y Eritrea durante más de 15 años. La unidad de terreno del programa VNU en Sudán del Sur tuvo hace poco la oportunidad de preguntarle al doctor por su experiencia de trabajo en Malakal durante el conflicto armado actual y la prestación de servicios médicos a los civiles que se han refugiado en la zona de protección de la UNMISS. En la siguiente entrevista en profundidad, describe con claridad cómo proporciona asistencia sanitaria de calidad en las secuelas del conflicto.
Describa los servicios de atención sanitaria que ha podido proporcionar en la zona de protección de civiles en las instalaciones de la UNMISS en Malakal.
Meroni: Anteriormente, la clínica de nivel I (donde yo trabajo) prestaba asistencia médica para la UNMISS y para el personal de las agencias de la ONU, de fundaciones y de programas que trabajan en el Alto Nilo. De media, veíamos entre 20 y 30 pacientes al día.
Desde el comienzo de la crisis, cientos de civiles han acudido en manada a las instalaciones de la UNMISS en Malakal en busca de refugio. De pronto, la asistencia sanitaria para estos civiles se volvió responsabilidad del hospital de nivel I, ya que muchas de las organizaciones no gubernamentales que prestaban asistencia médica habían evacuado a su personal fuera de Malakal a causa de la guerra.
Aunque hemos visto a pacientes de todas las edades, el ochenta por ciento de nuestros pacientes son mujeres y niños. Los problemas corrientes incluyen enfermedades contagiosas como la malaria, diarrea, infecciones respiratorias, de los ojos y de la piel, heridas infectadas, malnutrición y problemas prenatales, del parto y posnatales. Como resultado, el hospital de nivel I ha estado atendiendo a más de 250 personas al día. Desde el comienzo de la crisis, este hospital ha atendido a unos 3.800 civiles.
¿Cómo describiría la salud y el bienestar de los civiles en la zona de protección de Malakal?
Meroni: La salud y el bienestar de los civiles que están en la zona de protección van mejorando día a día. Al principio de la crisis, la clínica de nivel I y el hospital de nivel II eran las únicas instalaciones que prestaban asistencia sanitaria para todos los civiles en la zona de protección. Pero, cuando los combates disminuyeron, las agencias y las ONG abrieron hospitales para dar apoyo a nuestros esfuerzos. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reanudado las intervenciones y está organizando campañas de vacunación.
¿Cuáles son algunas de las necesidades de asistencia sanitaria específicas que han aumentado en la zona de protección de civiles y cómo se enfrentan a ellas ustedes y las organizaciones colaboradoras?
Meroni: Uno de los problemas específicos con que nos encontramos es abordar las necesidades de niños con malnutrición grave. Como nuestros servicios sanitarios no incluyen programas de alimentación terapéutica para estos niños, estamos limitados en principio a tratar únicamente las complicaciones médicas que surgen de su malnutrición, y luego les damos a las madres asesoramiento sobre nutrición. Actualmente, sin embargo, estamos trabajando con algunas ONG para mejorar el tratamiento de la malnutrición en este lugar.
Los problemas de salud infantil y materna son también importantes en la zona de protección. Como ya he dicho, antes de la crisis, la clínica de nivel I atendía solo al personal de la ONU. Por eso, no estábamos del todo preparados para acomodar la repentina entrada de un gran número de niños enfermos que empezaron a llegar al hospital. Además, no teníamos matronas ni salas de parto específicas en nuestras instalaciones, por lo que prestar asistencia a mujeres embarazadas fue un gran reto. Aun así, hicimos todo lo posible para responder con los recursos que teníamos a mano. En este momento, se ha establecido una sala de dilatación específica con la colaboración de nuestra clínica, de la UNMISS, del hospital de nivel II y de la ONG Cuerpo Médico Internacional.
¿Cuál es el reto más significativo al que se ha enfrentado durante el conflicto y cómo lo ha superado para asegurar que trabaja de la forma más eficaz posible?
Meroni: El mayor reto a la hora de proporcionar asistencia médica a los civiles en la zona de protección ha sido nuestra falta de recursos. Durante la época de conflicto más intenso, la clínica atendió a muchos pacientes heridos que necesitaban mucho material de cura, líquidos intravenosos, antibióticos y otros medicamentos.
Una vez que acabó el conflicto inicial, la naturaleza de los problemas médicos cambió y empezamos a ver a un gran número de niños enfermos. El reto entonces se convirtió en la falta de medicamentos pediátricos, es decir, medicamentos específicos para niños. Como los vuelos desde Juba se interrumpieron durante muchos días, recurrimos al uso de dosis más bajas de comprimidos para adultos. Aunque hemos podido recibir nuevas remesas de medicamentos, todavía nos encontramos a menudo con escasez de medicamentos pediátricos que son necesarios para la gran cantidad de niños gravemente enfermos que estamos tratando.
A pesar de los muchos años que ha ejercido como médico, el doctor Abraham dice que su experiencia al tratar a civiles durante el reciente conflicto le ha ayudado a aprender a permanecer sereno y a demostrar liderazgo durante una situación de crisis. Sus compañeros y colegas del programa VNU atestiguan para este reportaje que ha trabajado sin descanso en un entorno extremadamente exigente para tratar a algunos de los civiles más vulnerables albergados en la zona de protección de la UNMISS en Malakal. Y añaden que ha proporcionado, además, apoyo constante y un espíritu positivo a los otros voluntarios del programa VNU que trabajan aquí.
Artículo traducido del inglés por la Voluntaria de las Naciones Unidas en línea Teresa Aguilar.