Jerome Seregni, international UN Volunteer, assisting with food and non-food items distribution to refugees. (Photo: T. Muftic, UNHCR 2012)

Miles de refugiados sirios llegan a Irak

Solo tiene cuatro años pero Magi, refugiada siria, no puede quitarse de la cabeza los sonidos e imágenes de la guerra que han forzado a su familia a huir del asedio de la ciudad de Aleppo y buscar refugio en el norte de Irak.

Solo tiene cuatro años pero Magi, refugiada siria, no puede quitarse de la cabeza los sonidos e imágenes de la guerra que han forzado a su familia a huir del asedio de la ciudad de Aleppo y buscar refugio en el norte de Irak. “Por la noche no puedo dormir. Todavía tengo las imágenes de los soldados disparando desde los tejados de los edificios”, susurra la niña, traumatizada, en la tienda de campaña de su familia en el campo de refugiados de Domiz, en la provincia de Dohuk. “Había disparos de misiles por todas partes, estábamos muy asustados”, añadió su madre, Rojin. “Los cortes de electricidad eran frecuentes en nuestro edificio y los precios subieron de forma significativa”, continuó. “Era imposible comprar pan y aceite, las tiendas siempre estaban cerradas y Magi lloraba porque tenía hambre, así que decidimos huir del país.” Magi y su madre se encuentran entre los 34.000 refugiados sirios que han llegado al Kurdistán iraquí desde que comenzó el conflicto sirio en marzo del año pasado. Y siguen llegando. Una media de 500 personas llega cada día al campo de Domiz. Jerome Seregni, Voluntario de las Naciones Unidas que trabaja para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ha estado informando de casos como este desde que llegó a Erbil (Irak) hace unas siete semanas, después de pasar casi cuatro años en Tanzanía también como Voluntario ONU. Jerome, Oficial adjunto de Comunicación del programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) italo-argentino, apenas tuvo tiempo de adaptarse a la nueva situación. Debido a la situación de emergencia y el flujo incesante de refugiados procedentes de Siria, lo pusieron inmediatamente en primera línea. “Muchos de los niños que llegan aquí sufren traumas similares al de Magi y luchan por quitar de su mente imágenes horribles” afirma Jerome. “ACNUR se ha encontrado con muchos niños que necesitan apoyo profesional así como participar en actividades sociales que les ayuden a salir adelante en un nuevo entorno desconocido.” Casos de vulnerabilidad como este son una de las principales preocupaciones de ACNUR y del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí (KRG). Ambos trabajan juntos para proporcionar apoyo y asesoramiento psicológico a niños que sufren síntomas post-traumáticos como pesadillas, ataques de ansiedad y recuerdos dolorosos. Jerome visitó el campo de Domiz en varias ocasiones, donde se reunió con refugiados, asociados del gobierno y ONG, así como con el personal nacional. “Todos fueron muy acogedores” explica el Voluntario ONU. En Domiz, ACNUR identifica casos de niños traumatizados y los derivan a la unidad de salud mental del campo, la cual está dirigida por el departamento de salud del KRG. Allí, expertos proporcionan asesoramiento psicológico y apoyo a los niños y a sus familias, así como también realizan seguimientos de su salud mental.
Mientras su marido busca trabajo en Dohuk, la madre de Magi explica con preocupación que espera que la vida en el campo ayude a que su hija olvide pronto el trauma de la guerra. “Nunca volveremos”, sentencia.   (Basado en un artículo de Jerome Seregni, Oficial adjunto de Comunicación del programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) ) _______________________________________________________
Biografía: Jerome Seregni, italo-argentino, trabajó durante tres años y ocho meses en Tanzanía con ACNUR como Oficial de Comunicación y Relaciones Exteriores hasta que lo enviaron a la región del Kurdistán hace siete semanas. Desde Dohuk (Irak), informa sobre la llegada de refugiados sirios a los campos de refugiados.
Dohuk, Irak