Con mi contribución voluntaria quise marcar la diferencia, consciente de que el cambio empieza por uno mismo y, aunque las políticas son necesarias, no logran por sí solas hacer evolucionar las mentalidades si no se combinan con la acción local, con la gente.
Quito, Ecuador: El sábado 16 de julio organicé, junto con el grupo juvenil La Hueca, un cine foro contra el racismo y la discriminación hacia los/as afro-descendientes del Ecuador. La actividad reunió a 32 participantes (afro ecuatorianos/as, extranjeros/as y mestizos/as) en la casa comunal de Carcelén Bajo, sector donde se concentra una gran población afro ecuatoriana.
Ese día se proyectó el documental “Sospechosos” realizado por David Lasso, quien presenta a un grupo de jóvenes afro ecuatorianos de la costa (Muisne) que obtienen su soberanía alimentaria a través de sus cultivos de productos naturales, de la recolección de conchas del manglar y de la pesca.
En un segundo momento, se contrasta este modo de vida en armonía con el medio ambiente con la violencia a la cual se enfrentan estos jóvenes en las ciudades, y se visualizan escenas donde la policía los arresta con el pretexto de “actitud sospechosa” cuando se encontraban jugando al futbol en un parque.
Con este hecho, el video pretende denunciar el discurso racista y las actitudes discriminatorias hacia la población afro ecuatoriana por parte de la policía y de los medios de comunicación.
En la parte final, los actores invitan a dejar los estereotipos, conocer la riqueza de la cultura afro, dejar de lado las barreras y valorar a un pueblo con memoria histórica colectiva, con derechos y con un modo de vida propio.
Como Voluntaria de las Naciones Unidas, sentí que tenía un papel que jugar abriendo el debate para promover valores de respeto, fraternidad e igualdad entre seres humanos diversos que somos. Fue grato ver como la gran mayoría de los participantes tomaron la palabra y opinaron sobre la película y las situaciones de discriminación a las que se enfrentan por el color de su piel.
Resaltaron la historia de la esclavitud que ha marcado la memoria del pueblo afro descendiente, así como las luchas que emprendieron contra la explotación.
Un momento central del debate fue la referencia a los problemas de convivencia social, como la exclusión y los prejuicios raciales, en los distintos espacios de la vida: centros educativos, instituciones y espacios públicos, medios de comunicación, barrio, etc. Reflexionaron sobre las iniciativas que se pueden tomar para contrarrestar el problema y tejer lazos interculturales de amistad y confianza.
Además, propusieron opciones para generar espacios de igualdad, comprensión y enriquecimiento a través del intercambio, como por ejemplo espacios culturales y recreativos, tales como conciertos, talleres de danza afro y proyección de cine afro, que a su vez ayudan a valorar la cultura afro ecuatoriana.
Desde mi punto de vista, conocer gente diferente y valorar su cultura es uno de los pasos más firmes que se pueden dar para acabar con el racismo y dar paso a una nueva sociedad donde todos los pueblos y grupos sociales puedan convivir en igualdad de derechos y oportunidades.
Con esta contribución voluntaria quise marcar la diferencia, consciente de que el cambio empieza por uno mismo y sabiendo que, aunque las políticas son necesarias, no logran por sí solas hacer evolucionar las mentalidades si no se combinan con la acción local, junto a la gente.
Al finalizar con estas reflexiones, dos señoras afro ecuatorianas del barrio presentaron su espléndida danza afro, expresión de su identidad y raíces africanas, pura manifestación de la diversidad cultural que existe en Carcelén Bajo. Para nuestra alegría, las dos bailarinas habían preparado también una rica comida típica, dándonos a conocer otro aspecto de su cultura.