Con este trabajo espero contribuir a un mundo más justo, un mundo donde todos conozcamos, respetemos y apreciemos al 'otro', aunque sea diferente. La diversidad no debería ser fuente de discriminación, sufrimiento, y pobreza. Debería ser algo que celebrar.
Quito, Ecuador: Ecuador es un país sumamente diverso, tanto en el ámbito natural como en el cultural. A parte de la población mestiza, afroecuatoriana y los llamados Montubios, el país cuenta con 14 diferentes nacionalidades y 18 pueblos indígenas. Para mí, como antropóloga, esto representa una riqueza enorme. Desafortunadamente, no todos lo ven así: todavía existe mucha discriminación.
Indicadores son, entre otros, la alta tasa de mortalidad infantil y el alto grado de analfabetismo entre la población indígena. Esta triste situación socio-económica es debida en gran parte a la exclusión. De hecho, en Ecuador, tanto como en el resto de Latinoamérica y del mundo, los pueblos indígenas conforman el grupo más pobre de la sociedad. Por lo tanto, el trabajo con las organizaciones y nacionalidades indígenas es sumamente importante.
Desde febrero de 2010, estoy trabajando como pasante VNU Asistente de programa en interculturalidad para el PNUD. Con mi oficina en el Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador (CODENPE), el instituto del estado responsable para el desarrollo de los indígenas, estuve en medio de la diversidad.
Dentro de mi trabajo hay un enfoque fuerte en la construcción de un Estado plurinacional. Ecuador se declaró Estado plurinacional e intercultural en su nueva constitución del 2008. Esto es un reconocimiento importante para las diferentes culturas del Ecuador, pero también es un proceso completamente nuevo y, como todos sabemos, los cambios no se logran de un día para otro.
En busca de la mejor manera de manejar este proceso, viajé a Bolivia para echar un vistazo en el otro país de la región que está pasando por un proceso similar. Allí entrevisté a académicos, especialistas, funcionarios públicos, entre otros. También me informé y leí sobre el movimiento indígena en Bolivia.
Después hice lo mismo para Ecuador. Entrevisté a representantes de diferentes grupos (estado, activistas, etc.) y sistematicé sus aportes y opiniones.
Esto me ha permitido conocer el tema en profundidad y verlo desde diferentes ángulos. El resultado es un análisis comparativo entre los dos países: ¿qué puede aprender Ecuador del proceso de construcción del estado plurinacional en Bolivia? Las entrevistas y los demás textos que escribí ahora serán usados para una publicación del CODENPE a favor de este proceso.
Otro de mis aportes a la construcción de una sociedad plurinacional e intercultural fue la organización de un seminario de jóvenes líderes indígenas para fortalecer sus capacidades y debatir el desarrollo humano (aquí se habla del ‘Sumak Kawsay’ o ‘buen vivir’), la democracia, la situación de los pueblos indígenas y mucho más.
El año anterior, un primer taller nacional había sido organizado en el norte del país. Este año decidimos realizarlo en la Amazonia. El número de participantes se duplicó: de unos 70 participantes se pasó a más de 140. Un gran éxito, y uno que nos gustaría repetir.
Este año también se organizó por primera vez un seminario similar para la juventud afroecuatoriana. A través de la capacitación de jóvenes afros e indígenas en sus derechos y otros temas, fomenta la igualdad y fortalece la diversidad cultural de este lindo país.
Con este trabajo espero contribuir a un mundo más justo, un mundo donde todos conozcamos, respetemos y apreciemos al ‘otro’, aunque sea diferente. La diversidad no debería ser fuente de discriminación, sufrimiento, y pobreza. Debería ser algo que celebrar. Cada uno aportando su propia sabiduría, llenamos el mundo de colores.