Tras trabajar durante 33 años como economista y ejecutivo del Gobierno de Canadá, Paul Mercier decidió dedicarse a otra cosa. Ya había realizado alguna labor de voluntariado a nivel local con ONG, organizando actividades de hockey para personas con discapacidad psíquica y de fútbol para niños, y en el ámbito de la administración de las escuelas a través de las asociaciones de padres. Poco después de una experiencia de trabajo como voluntario internacional en el Camerún, se incorporó al grupo mundial de candidatos del programa de Voluntarios de las Naciones Unidas y, el año siguiente, Paul emprendía un viaje que duraría muchos años.
Tras regresar a casa desde el Camerún en 2009, acepté una asignación como Voluntario de las Naciones Unidas internacional en Mauricio. Al principio me encargaron la tarea de crear un programa nacional de voluntariado basado en un estudio de viabilidad muy atractivo y sumamente optimista pero imposible de financiar. Yo seguí adelante con la tarea y elaboré el programa en consulta con más de 75 organizaciones no gubernamentales, con el Gobierno, con el sector privado y con personas individuales. A pesar de los numerosos problemas a los que nos enfrentamos durante el proceso, y en particular obtener la financiación para poner en marcha el programa con éxito, siempre mantuve mi atención centrada en la promoción del voluntariado y la creación de capacidad de los voluntarios nacionales y del personal de las ONG.
En muchos países han aumentado las desigualdades en los últimos diez años, y este es el caso de Mauricio. Se han utilizado los mecanismos clásicos de apoyo y redistribución de los ingresos, sin que se hayan aliviado de manera significativa las desigualdades ni la pobreza. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha explorado varias soluciones a nivel comunitario y yo creo que el voluntariado es un componente esencial de ese enfoque.
En 2012, cuando prestaba servicios como Voluntario de las Naciones Unidas, fui invitado a participar en la elaboración del Programa del PNUD para Mauricio para el período 2013-2016. Mis propuestas condujeron a la creación de plataformas de desarrollo comunitario en dos ámbitos piloto, cada uno de ellos destinado a combatir los focos de pobreza. Seguí trabajando como Voluntario de las Naciones Unidas hasta la finalización del programa en 2016 e incorporé las lecciones aprendidas a una aplicación sostenible de las plataformas en el marco del Plan Marshall del Gobierno contra la Pobreza. Ese legado se refleja en el apoyo que reciben las iniciativas del Gobierno en el marco del Programa del PNUD para Mauricio para el período 2017-2020.
Bajo el apartado “Inclusión social y empoderamiento” del Programa del PNUD para Mauricio para el período 2013-2016, había un componente de desarrollo comunitario basado en los contactos mantenidos con las organizaciones de la sociedad civil a fin de explorar nuevas vías para aliviar los males sociales asociados a la pobreza; cabe esperar que dicho componente abra el camino hacia la autogestión de las comunidades con el apoyo de las instituciones públicas y privadas. En Mauricio, la pobreza tiene características específicas. Es histórica, generacional y regionalizada y está asociada a la exclusión social, mientras que las organizaciones de la sociedad civil de Mauricio suelen caracterizarse por su fragmentación, por trabajar aisladas y con escaso personal y por las limitaciones financieras a las que se enfrentan.
En el marco del Programa se identificó un pequeño número de federaciones locales que demostraron que era viable agrupar a los agentes sociales a nivel local. Sin embargo, debido a las restricciones financieras y administrativas, la atención solo se centró en las dos zonas más pobres de la Isla: Black River y Le Morne. Con la contribución de un pequeño número de asociados nacionales, una organización local acordó cooperar en un plan trienal cuyo objetivo era lograr la gestión autónoma gradual del proyecto.
En las etapas iniciales se realizaron considerables esfuerzos de movilización, se reforzó la confianza para lograr la autonomía, se promovió la creación de capacidad con miras a la autogestión y se invitó a otras instituciones a sumarse a la plataforma. Durante el proceso también se organizaron numerosos foros participativos: en primer lugar, para definir los asociados y las prioridades y para buscar posibles soluciones y, por último, para la gestión y el seguimiento.
La creación de una comunidad autogestionada es un proceso a largo plazo. El plan trienal sigue siendo una iniciativa frágil, y alentar constantemente a los asociados a la participación es un objetivo prioritario. Con el tiempo, la financiación se va estabilizando gradualmente. El dinero atrae al dinero, y a las pequeñas inversiones del PNUD se han sumado las contribuciones de los principales asociados del sector privado y las organizaciones internacionales, que han actuado como palanca para atraer nuevas inversiones, habiéndose logrado de este modo incrementar la financiación de los proyectos locales.
Así debe ser el desarrollo: trabajar en las comunidades, crear redes e invertir a nivel local. Trabajar como Voluntario de las Naciones Unidas en Mauricio me permitió hacer exactamente eso.
Artículo traducido del inglés por la Voluntaria en línea de la ONU Luisa Merchán.