Voluntarios ONU forman parte de la compaña “Libres e Iguales” en Brasil.

Brasil promueve el trabajo voluntario local para garantizar los derechos de personas LGBTI y prevenir actitudes hostiles y discriminación

En el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el programa VNU destaca la importancia del trabajo voluntario para el progreso del ODS 10 y la inclusión de personas LGBTI en América Latina y el Caribe.

Según las organizaciones de la sociedad civil en Brasil, 1 persona muere cada 27 horas debido a su orientación sexual o identidad de género, posicionando a Brasil en el primer lugar del ranking mundial de países que más matan a personas trans (TGEU, 2018). A pesar de que la esperanza de vida promedio de una persona brasileña es de 75 años (IBGE), una persona trans no supera los 35 años (CIDH, 2015). A pesar de estos datos, el país todavía carece de leyes que penalicen la homofobia o la transfobia, y tampoco cuenta con políticas públicas integrales para la población LGBTI. No hay datos oficiales desagregados por orientación sexual o identidad de género, lo que hace que la mayoría de las necesidades, vulnerabilidades y especificidades de la población LGBTI permanezcan invisibilizadas y solo se estimen, según las demandas y el monitoreo realizado por las propias redes y organizaciones LGBTI.

Desde el año 2014, el Sistemas de las Naciones Unidas en Brasil implementa la campaña “Libres & Iguales” a nivel local, sensibilizando sobre la violencia y la discriminación homofóbica y transfóbica, y promoviendo un mayor respeto porlos derechos LGBTI. En el marco de esta campaña, la ONU en Brasil desarrolló un proyecto piloto denominado “Trans-Formaçao” (“Trans-formación”). El proyecto surge como respuesta ante la insuficiente participación de las personas trans es los espacios de toma de decisiones, los bajos niveles de inclusión social y el disfrute de los derechos humanos, así como las altas tasas de violencia y los estereotipos negativos que afectan a esta población.

En este contexto, Brasil reconoce el papel clave que las personas voluntarias locales pueden desempeñar en la prevención de actitudes hostiles y de discriminación, movilizándose para evitar que personas LGBTI sean despedidas de su trabajo por discriminación, que estudiantes sean víctimas de acoso escolar, o que se les niegue el acceso a servicios médicos.  Para este fin, un total de 24 personas han sido reclutadas para servir como Voluntarias Comunitarias de las Naciones Unidas en el proyecto “Trans-Formaçao de Salvador” en Brasil, abriendo oportunidades reales para la promoción y empoderamiento desde las comunidades. Estos 24 Voluntarios y Voluntarias ONU han iniciado su formación en género y desigualdades; políticas públicas para personas transgénero; inclusión social; empleabilidad, entre otros.   

 “La posibilidad de participar en el proyecto “Trans-Formaçao de Salvador” como Voluntarios ONU es una oportunidad increíble para el crecimiento personal y profesional de cada participante, y para el fortalecimiento de las comunidades a nivel local. Asimismo, nos permite apoyar el trabajo del Sistema de las Naciones Unidas en Brasil, y la campaña “Libres & Iguales”, trabajando con comunidades locales de Salvador, especialmente en relación a los derechos LGBTI, que es extremadamente importante para no dejar a nadie atrás”- Lua Stabile, Voluntaria ONU Especialista en Diversidad, para la campaña Libres & Iguales en Brasil.  

“Trans-Formaçao” fortalece las redes locales de personas trans que ya han sido activistas en su comunidad, o que están interesadas en serlo. Ya se han implementado dos ediciones piloto en el Distrito Federal de Brasil con el apoyo de organizaciones de la sociedad civil, academia, gobierno y el Ministerio de Trabajo.  

El objetivo de la iniciativa es fortalecer las redes de personas trans, promoviendo su articulación con instituciones locales y espacios de participación, a través del fortalecimiento de capacidades en dos ejes: i) eje personal: promoviendo el empoderamiento de activistas y fomentando la construcción desde la narrativa personal; ii) eje comunitario: potenciar el trabajo de activistas como líderes y lideresas en la promoción de los derechos humanos a través de un programa de mentoría.