Mi experiencia en Haití me ha brindado un conocimiento holístico de la labor de las entidades de las Naciones Unidas. Por otra parte, me ha permitido entender el peso de factores como la historia y las dinámicas de la comunidad internacional en la situación injusta a la que se enfrentan los países en desarrollo, así como la necesidad de una sociedad civil fuerte para superar esta situación. Estar expuesto a situaciones difíciles me ha convertido en una persona más resistente y madura, enseñándome la importancia de ser objetivo, justo y sereno en este tipo de entornos.
Puerto Príncipe, Haití: Tras trabajar para el gobierno, los medios de comunicación, organizaciones europeas y ONG, decidí que quería trabajar para las Naciones Unidas. La ONU representa los valores en los que creo y trabajar para la organización me permitiría especializarme en temas como los derechos humanos y los asuntos migratorios.
En mi puesto como Joven Voluntario de las Naciones Unidas, formaba parte del equipo de la oficina principal de la MINUSTAH, y coordinaba el trabajo relacionado con el estado de derecho. En una oficina con escasez de personal en el momento de mi llegada al país, mi labor resultó muy importante para apoyar el trabajo diario del Representante Especial Adjunto, incluido un mes entero en el que fui su único apoyo sustantivo. Pese a que la mayor parte del tiempo se trataba de un trabajo de oficina, realicé viajes regulares al terreno para entender cuál era la situación en diferentes regiones de Haití.
La correcta implementación del mandato en asuntos de estado de derecho tenía un impacto directo en la comunidad local, ya que facilitaba el acceso a un sistema judicial justo y estandarizado, una policía más transparente y responsable, un sistema de prisiones más establecido, y una mejor aplicación de las obligaciones en materia de derechos humanos en el país.
Mi experiencia en Haití me ha brindado un conocimiento holístico de la labor de las entidades de las Naciones Unidas. Por otra parte, me ha permitido entender el peso de factores como la historia y las dinámicas de la comunidad internacional en la situación injusta a la que se enfrentan los países en desarrollo, así como la necesidad de una sociedad civil fuerte para superar esta situación. Estar expuesto a situaciones difíciles me ha convertido en una persona más resistente y madura, enseñándome la importancia de ser objetivo, justo y sereno en este tipo de entornos.
Uno de los grandes momentos de mi tiempo en Haití fue la oportunidad de acompañar al Representante Especial Adjunto en una visita de campo a la región fronteriza entre Haití y la República Dominicana. Durante la visita, tuve la oportunidad de ver cómo Naciones Unidas puede jugar un papel clave facilitando la relación entre autoridades gubernamentales de países con un grave problema de desconfianza mutua, ayudándoles a trabajar juntos en el desarrollo de zonas tradicionalmente empobrecidas.
Biografía: Miguel tiene una licenciatura en Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, una Maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia de la Escuela Diplomática de España, y una Maestría en Ciencias Políticas y Administrativas Europeas del Colegio de Europa en Brujas, Bélgica. Antes de unirse a la MINUSTAH, trabajó como periodista en España, para el Parlamento Europeo y para organizaciones de ayuda humanitaria y de migración en Bruselas y Viena, y como responsable de políticas para la Embajada de España en el Líbano.