“El simple hecho de que las mujeres participen en la actividad económica no siempre significa que tengan un trabajo digno o que su contribución sea plenamente reconocida.” Anita Bianchi es una Joven Voluntaria de las Naciones Unidas en el desarrollo del sector privado del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Sudán. Su asignación está financiada por el Gobierno de Italia.
Sudán es un paÃs vasto y diverso con muchas facetas. El paisaje es, en sà mismo, evocador de esta diversidad: Sudán va desde calurosos desiertos a zonas verdes cerca del Nilo. La misma diversidad se encuentra en las caras de las personas que te encuentras. Mi experiencia al involucrarme con mujeres como parte de mi asignación también ha sido bastante diversa.
El conflicto armado ha afectado al paÃs de manera incesante. El papel de las mujeres en todo el espectro de la sociedad es oscilante. Mi asignación como voluntaria me permite observar facetas de este espectro y contribuir en la manera que me sea posible.
Asistà a un taller en Nyala, en Darfur del Sur, organizado por el PNUD para las ONG locales implicadas en el Programa de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR), en el que llevé a cabo una sesión sobre DDR y el sector privado. Mientras la presentaba, pregunté a los participantes cual era, según ellos, la mejor manera de garantizar la participación de las mujeres en las actividades de subsistencia promovidas por el programa DDR. La mayorÃa de los participantes se mostraron sorprendidos por la pregunta, pues ya habÃan visto una amplia implicación de las mujeres en las actividades generadoras de ingresos, sobre todo en la agricultura.
Observando por Nyala, he visto a mujeres montando en burro, o que van a buscar agua, o que se dedican a la venta, o que hacen muchas otras cosas. Veo a más mujeres que hombres, lo que es consecuencia directa del conflicto en Darfur.
El conflicto ha dejado a muchas familias sin miembros masculinos, dejando asÃ, de manera inevitable, que las mujeres asuman papeles tradicionalmente desempeñados por hombres.
Me percaté de una situación diferente mientras estudiaba los resultados de una evaluación que el PNUD llevó a cabo en el estado de Kordofán del Norte. Se propuso a las mujeres que adquirieran una nueva formación: la explotación de la goma arábiga, el valioso producto de exportación de Sudán. Las mujeres declinaron aprender, alegando que ya están desbordadas por muchas otras tareas: cuidar de sus hijos, recoger leña para su hogar u ocuparse de los animales, entre otras. La obtención de la goma arábiga es âtrabajo de hombresâ, dijeron, ya que requiere fuerza fÃsica.
Al comparar estas dos experiencias, creo que el simple hecho de que las mujeres participen en la actividad económica no siempre significa que tengan un trabajo digno o que su contribución sea plenamente reconocida. Las mujeres de Nyala que realizan todo tipo de cometidos, desde las tareas de casa hasta trabajos fuera del hogar también pueden ser objeto de la violencia de género. También hay mujeres que prefieren no involucrarse en trabajos tradicionalmente considerados masculinos en Kordofán del Norte porque ya tienen suficiente con las tareas que desempeñan.
Sudán tiene un largo camino por recorrer en lo referente a garantizar la participación de las mujeres en las actividades económicas y en la promoción del trabajo digno.
ArtÃculo traducido del inglés por la Voluntaria en lÃnea de las Naciones Unidas Esperanza Escalona Reyes.