El 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiados. Hoy damos la palabra a quienes mejor conocen los retos y problemas de las personas refugiadas: los Refugiados Voluntarios de las Naciones Unidas. Conozca a John y Adow, que comparten sus reflexiones sobre el servicio que prestan en sus comunidades de refugiados.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 1 de cada 78 personas en el mundo se encuentra actualmente desplazada. En el Informe de Tendencias Globales del ACNUR se muestra esta alarmante tendencia, ya que el número total de personas en todo el mundo que se vieron obligadas a huir de sus hogares debido a los conflictos, la violencia, el miedo a la persecución y las violaciones de los derechos humanos se sitúa en casi 90 millones a finales de 2021, lo que supone un aumento del doble en la última década.
El voluntariado se reconoce cada vez más como una vía legítima e inclusiva para abordar estos nuevos retos. En consecuencia, el programa VNU creó una categoría independiente de Refugiados Voluntarios de las Naciones Unidas específicamente adaptada al contexto jurídico, socioeconómico y cultural de las poblaciones de refugiados de todo el mundo. Esta iniciativa con el ACNUR tenía como objetivo respaldar la integración de los refugiados en sus comunidades de acogida para que adquiriesen un gran sentido de participación cívica y lograsen una transformación positiva en sus comunidades de acogida.
Hoy compartimos la historia de dos Refugiados Voluntarios de las Naciones Unidas que prestan servicio en sus comunidades.
“Nunca debemos permitir que la apatridia limite las ambiciones y los sueños de nadie”
Me llamo John Mariak Manyuon y soy un refugiado sursudanés. Llevo casi 25 años viviendo en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenya, desde que me trasladé desde mi país natal, Sudán, antes de que Sudán del Sur se independizara.
Durante mi estancia en Kenya, conseguí formarme y me licencié en Administración de Empresas en la Universidad Masinde Muliro, gracias a una beca concedida por el Gobierno de Alemania. El ACNUR fue el organismo que concedió la beca y Windle International Kenya la organización que la puso en marcha.
En la actualidad presto servicio como Coordinador de Actividades de los Refugiados Voluntarios de las Naciones Unidas en la oficina del ACNUR en Kenya. Mi misión consiste en apoyar las actividades de los jóvenes tanto en los campamentos de refugiados de Kakuma como en el asentamiento de Kalobeyei, en Kenya. Mi función consiste en supervisar las actividades de los jóvenes en los campamentos de refugiados para definir las carencias y oportunidades de los programas dirigidos a las poblaciones de refugiados.
Para lograrlo, organizo de manera periódica debates de grupos focales con poblaciones de jóvenes refugiados para hablar de sus problemas y concienciar sobre las prácticas nocivas y los males sociales de la comunidad, como el uso indebido de drogas y sustancias químicas, el matrimonio infantil, el matrimonio forzado y el embarazo precoz. A su vez, abogo por comportamientos sociales positivos como el deporte y la vida sana.
Uno de mis mayores logros ha sido la creación de ligas de fútbol para refugiados (tanto para chicas como para chicos) en el campamento de Kakuma, que ahora forman parte de las ligas de fútbol regionales y nacionales de Kenya. Creo que mi contribución también ha promovido la convivencia pacífica y la cohesión social entre los jóvenes refugiados y las personas de la comunidad de acogida.
Como Voluntario ONU que trabaja por los derechos y el bienestar de los refugiados, creo firmemente que los refugiados deberían tener oportunidades de educación y empleo similares a las de cualquier otro segmento de nuestras sociedades. Nunca debemos permitir que la apatridia limite las ambiciones y los sueños de nadie. Además, es fundamental involucrar a los refugiados en los procesos de adopción de decisiones dentro de las comunidades locales en las que viven, ya que pueden ser agentes positivos de cambio siempre que se les ofrezcan las oportunidades adecuadas. --John Mariak Manyuon, Refugiado Voluntario de las Naciones Unidas de Sudán del Sur que presta servicio con la oficina del ACNUR en Kenya
“Debemos esforzarnos siempre por garantizar que las personas desplazadas por la fuerza estén totalmente protegidas y seguras”.
Me llamo Adow Mohamed Ibrahim. Vengo de Somalia y actualmente vivo en el campamento de refugiados de Dadaab, en Kenya. Presto servicio en la oficina del ACNUR en Kenya como Refugiado Voluntario de las Naciones Unidas y Asistente de la Comunidad Juvenil. Tengo el título de Educación Secundaria y poseo una Licenciatura en Salud Comunitaria de la Universidad Moi de Kenya. Mi voluntariado y mis calificaciones académicas me han motivado a prestar servicio como Refugiado Voluntario de las Naciones Unidas.
El voluntariado siempre ha sido para mí una vocación admirable. Durante la mayor parte de mi vida, he servido como voluntario en varios proyectos y programas comunitarios, y he contribuido principalmente al establecimiento de estructuras de liderazgo juvenil en diversas funciones. En mi función actual, participo en las movilizaciones de los miembros de la comunidad en favor de actividades clave como la higiene, la educación sanitaria, la prevención de la COVID-19 y la promoción de la paz.
A través de una estrecha colaboración con las poblaciones de jóvenes refugiados y con el apoyo de los compañeros del ACNUR, hemos establecido estructuras de liderazgo juvenil que actualmente están plenamente integradas en la planificación rutinaria y en la realización de actividades de voluntariado en el campamento de refugiados de Dadaab. Estas actividades engloban campañas de concienciación sanitaria y de limpieza, la comunicación de mensajes de prevención de la COVID-19, foros de empoderamiento comunitario y visitas a domicilio para resolver problemas emergentes como la trata de personas, el abandono escolar y los matrimonios precoces y forzados.
En mi experiencia de voluntariado como refugiado, he podido interactuar con poblaciones de refugiados, descubrir sus necesidades y tomar medidas para ayudar a resolverlas. A través del voluntariado, he adquirido la experiencia y las aptitudes necesarias para promover la paz y el desarrollo en un entorno de refugiados. --Adow Mohamed Ibrahim, Refugiado Voluntario de las Naciones Unidas de Somalia, que presta servicio con el ACNUR en Kenya
Como dijo una vez Nelson Mandela: “A veces le corresponde a una generación ser grande, y nosotros podemos ser esa generación”. La única manera de ser una gran generación es asegurarnos de no dejar a nadie atrás y colaborar para construir sociedades verdaderamente inclusivas. Por lo tanto, nunca deberíamos desplazar a las personas por la fuerza de sus hogares y, si lo hacemos, debemos esforzarnos siempre por garantizar que estén totalmente protegidas y seguras.
Obtenga más información aquí: categoría Refugiado Voluntario de las Naciones Unidas.