Mi labor se desarrolla en fortalecimiento de dos redes, de jóvenes y de multiplicadores del desarrollo humano. Estas redes son voluntarias y también es voluntario el trabajo que las y los colegas desarrollan.
Quetzaltenango, Guatemala: Me siento frente a la computadora y tomo mi cuaderno de apuntes. ¿Dónde empezar? ¿Qué escribir? ¿Cómo iniciar? Esos son mis pensamientos antes de comenzar este breve relato, y es que, ¡son tantas experiencias vividas!
Me llamo Ronald Recancoj Escobar, soy Voluntario de las Naciones Unidas nacional, y estoy asignado al Programa de los Informes Nacionales de Desarrollo Humano (INDH) y Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Mi trabajo lo realizo en el suroccidente de Guatemala, región caracterizada por bajos índices de desarrollo humano, en donde existe diversidad étnica y cultural. Es una región en la que el minifundismo es notorio. Esta región también sufrió los embates del conflicto armado. Características que de algún modo marcan el grado de desarrollo humano que se puede lograr.
Dentro del INDH estoy como Voluntario de las Naciones Unidas multiplicador regional, es decir, mi labor se desarrolla en dos aspectos: fortalecimiento de dos redes, de jóvenes y de multiplicadores del desarrollo humano. Estas redes son voluntarias y también es voluntario el trabajo que las y los colegas desarrollan. Acá mi trabajo consiste en facilitar herramientas para utilizar el INDH en sus actividades, facilitar material al respecto y colaborar en actividades que ellos realicen con sus beneficiarios/as.
Por otro lado, tengo la responsabilidad de realizar actividades de socialización (conferencias, talleres, charlas, etc.), sobre el concepto del desarrollo humano, los resultados del INDH 2009/2010 y los ODM, buscando con ello generar análisis, reflexión y acción para la búsqueda de propuestas concretas encaminadas hacia el desarrollo humano, tanto a nivel académico como en política pública.
Esta tarea se realiza con la participación de diversos sectores: académico, medios de comunicación, ONG, sociedad civil, partidos políticos, entre otros. La población es indígena y ladina. Son jóvenes, adultos, mujeres, campesinos, estudiantes, profesionales universitarios, por citar algunos.
¿Qué ha aportado a mi vida personal esta asignación? Muchas cosas. Para empezar, me he reencontrado con el compromiso de seguir aportando al desarrollo de mi país, ese compromiso que surge de estar cercanamente con diversos grupos. Me ha permitido también ampliar conocimientos al compartir diversos puntos de vista. Reforzar valores como la solidaridad y la entrega, y sobre todo a seguir creyendo firmemente que nuestro país puede salir adelante con el aporte de todos y todas.
Por otro lado, el aporte ha sido también hacia la vida de otros/as. Al respecto puedo decir que mi trabajo como voluntario ha permitido generar motivación para trabajar en la búsqueda del desarrollo humano que queremos y necesitamos, de la inclusión, de la equidad, de hacer ciudadanía y de saber que, si bien es cierto que hay una obligación del Estado guatemalteco, también hay una responsabilidad de todas y todos en la construcción de un nuevo modelo de país en donde la comida, las letras, la ropa
no queden lejos.