Salomé Jaquet (tercera por la izquierda), Voluntaria de las Naciones Unidas Especialista en Desarrollo Local, durante un taller de formación con jóvenes en Medenine.
Salomé Jaquet (tercera por la izquierda), Voluntaria de las Naciones Unidas Especialista en Desarrollo Local, durante un taller de formación con jóvenes en Medenine.

Refuerzo de los lazos intergeneracionales mediante la participación cívica

Este año, el Día Internacional de la Juventud promociona la solidaridad intergeneracional. Los Voluntarios de las Naciones Unidas Salomé Jacquet (27 años) y Abdelkrim Tounsi (68 años) proceden de dos entornos diferentes y pertenecen a dos generaciones distintas. Sin embargo, ambos persiguen el mismo objetivo de crear un mundo para todas las edades, posible gracias al diálogo intergeneracional.

Salomé Jacquet (Francia) es una Voluntaria de las Naciones Unidas Especialista en Desarrollo Local que presta servicio en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ayuda en un proyecto centrado en apoyar la descentralización, la gobernanza y el desarrollo local como medio para mejorar las condiciones de vida de las comunidades beneficiarias. Desde 2019, actúa como coordinadora del proyecto para los aspectos relacionados con la juventud.

Como parte de su misión, Salomé apoyó la puesta en marcha de una iniciativa piloto para promover la participación juvenil en la gobernanza local de la provincia y los municipios de Medenine a través de un Consejo Consultivo de la Juventud. Ayudó a amplificar las voces de los jóvenes ante las autoridades locales y, más allá, ante los funcionarios regionales, facilitando así las conversaciones intergeneracionales, al tiempo que permitía que jóvenes anteriormente marginados hicieran oír su voz.  

Una observación clave para Salomé fue que pueden surgir malentendidos o interpretaciones erróneas entre los dos grupos. En su opinión, esta brecha en la comunicación tiene su origen en las diferencias intergeneracionales, ya que las personas de distintas generaciones suelen tener diferentes expectativas sobre los resultados.

"Por ejemplo, los retrasos administrativos provocan desánimo y ansiedad y pueden llevar a la desmovilización de los jóvenes. Como contrapartida, estas reacciones pueden provocar reticencias por parte de los representantes a comprometerse con los jóvenes, lo que conduce a una pérdida de confianza y obstaculiza la eficacia y la durabilidad de la colaboración", explica. 

Las iniciativas que reúnen a diferentes grupos de edad en torno a una acción colectiva pueden contribuir significativamente a superar las barreras intergeneracionales. Cuando personas de distintas generaciones se reúnen, llegan a conocerse, comprenden sus diferencias y comparten su experiencia y conocimientos, aprenden a colaborar y a reconstruir mejor juntos. Salomé Jacquet, Voluntaria de las Naciones Unidas Especialista en Desarrollo Local, PNUD Túnez

Salomé estaba muy interesada en garantizar el éxito del Consejo de la Juventud piloto, ya que la repetición de esta experiencia ayudaría a crear más oportunidades para que las generaciones más jóvenes participaran en las decisiones que les afectan. 

De hecho, la exitosa experiencia de Medenine abrió la puerta a la creación de consejos similares en otros municipios. A partir de entonces, Salomé apoyó los esfuerzos para integrar esta experiencia como una buena práctica.

Junto con su equipo, participó en la preparación de los documentos del proyecto, en la movilización de recursos y la creación de asociaciones con nuevos agentes técnicos y financieros. El resultado fue la creación de Consejos de la Juventud similares en otros siete municipios y provincias del sur de Túnez.  

Abdelkrim Tounsi (Túnez) es Voluntario de las Naciones Unidas Experto de una generación anterior que presta apoyo en el empoderamiento de los jóvenes. Aporta una amplia experiencia en democracia participativa y descentralización, junto con un profundo conocimiento de las cuestiones de desarrollo y de la sociedad civil.

Actualmente se dedica a poner en marcha un centro de recursos en Yerba. Con ello se pretende ofrecer un entorno favorable para la participación cívica, especialmente entre los jóvenes, y desarrollar las capacidades de la sociedad civil, además de facilitar el diálogo y las asociaciones entre los agentes locales. 

El centro es fruto de la colaboración entre los tres municipios de Yerba (Houmet Essouk, Midoun y Ajim), la sociedad civil y los agentes del desarrollo local, con el apoyo del PNUD de Túnez, a través del proyecto Tamkeen. Se puso en marcha siguiendo un enfoque participativo e inclusivo adoptado por el proyecto a lo largo de todo su proceso de ejecución. 

Abdelkrim cree que "la escasez de mecanismos de diálogo y la falta de apertura frente a opiniones e ideas divergentes impiden la cohesión social en su totalidad" Espera que el centro ayude a superar esa barrera sirviendo de espacio abierto a todas las organizaciones de la sociedad civil y de base comunitaria de Yerba. Está entusiasmado con las oportunidades que este espacio podría abrir al diálogo juvenil e intergeneracional. 

Por ello, concede gran importancia a la participación de los jóvenes, a los que pide que se impliquen en el centro y participen en su revitalización proponiendo actividades e iniciativas. 

La creación de un mundo inclusivo para todas las edades requiere la multiplicación de proyectos intergeneracionales, así como la creación y el mantenimiento de espacios de diálogo intergeneracional. Abdelkrim Tounsi, Voluntario de las Naciones Unidas Experto en Sociedad Civil, PNUD Túnez 

Con su participación, Salomé y Abdelkrim se convierten en paladines del compromiso intergeneracional, al tiempo que demuestran que el voluntariado es en sí mismo una actividad intergeneracional.