UNV_nepal_story_Anima_Dhakal
Anima Dhakal (left) is a UN Youth Volunteer civil engineer in Karthali, Sindhupalchowk, Nepal. The graphic comes from the report "Rebuilding with the Community after a Disaster: Volunteer Engagement in the 2015 Nepal Earthquake," launched in January 2017.

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Inmediatamente después del terremoto que azotó Nepal en abril de 2015, la ingeniera civil Anima Dhakal llegó a Karthali, en el distrito de Sindhupalchowk, para colaborar como Jóven Voluntaria de la ONU.

Al igual que otras doce mujeres que colaboraron como ingenieras en las operaciones de demolición y gestión de desechos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Anima puso sus habilidades al servicio de las áreas afectadas por el terremoto en un campo tradicionalmente dominado por hombres.

“La ingeniería es para los niños, las niñas tienen que estudiar administración y trabajar en un banco”, recuerda que le dijo su tío años atrás cuando le pidió consejo sobre qué carrera elegir.

Anima trabajaba como ingeniera de campo para un proyecto de mejora del suministro de agua en el Valle de Katmandú. En el momento del terremoto de Nepal, estaba en una reunión con sus compañeros de equipo y se asustó cuando empezaron a sentir el temblor del suelo y vieron cómo se derrumbaba un edificio cercano. Los días siguientes fueron aún peores, a medida que se iban divulgando las noticias acerca del número de víctimas mortales, deslizamientos y derrumbe de viviendas, que daban una idea de la magnitud de los daños. Anima sintió el impulso de ayudar, pero al principio no sabía cómo.

Comenzó a trabajar como voluntaria en la Asociación de Ingenieros de Nepal, donde utilizó sus conocimientos para evaluar daños de edificios en el Valle de Katmandú. A través de su trabajo, se dio cuenta de que los edificios que iba inspeccionando parecían de buena calidad estéticamente pero, desde un punto de vista estructural, no estaban preparados para soportar los efectos de los terremotos. La gente no entendía en qué consistía una buena construcción ni las graves consecuencias que podía acarrear el uso de unos materiales de construcción deficientes.

La satisfacción personal que obtienes cuando una anciana te agradece el trabajo, o cuando ves a unos niños pequeños que se emocionan al volver a la escuela, es muy difícil de explicar y no tiene precio.

En mayo de 2015, Anima se unió al programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) y fue destinada a Karthali. Sus padres dudaron al principio en dejarla ir, ya que el lugar de su asignación figuraba entre los más afectados por el desastre. Mientras viajaba de Katmandú a Karthali, pudo ver zonas que habían sufrido deslizamientos de tierra a lo largo del camino y cientos de edificios parcialmente dañados o completamente destruidos.

Si bien Anima sentía temor porque todavía en aquel momento eran frecuentes las noticias de fuertes réplicas, estaba motivada por su deseo de ayudar a las víctimas del terremoto y continuó su viaje sin dudar.

A su llegada a Karthali, Anima no pudo encontrar ni una sola casa en pie. Las personas, por su parte, estaban en estado de shock y vulnerabilidad emocional. Anima había nacido y crecido en la ciudad, por lo que ella misma tuvo que adaptarse para poder soportar la dureza de las condiciones de vida y la precariedad de las instalaciones.

Anima formaba parte de un grupo de Voluntarios de la ONU con conocimientos técnicos de ingeniería que se encargó de organizar las operaciones del PNUD relacionadas con la demolición y gestión de escombros en diferentes zonas afectadas por el terremoto. Participó en la evaluación de estructuras dañadas y en la demolición de edificios que ya no podían recuperarse y que, por tanto, no eran aptos para la vivienda.

“La satisfacción personal que obtienes cuando una anciana agradece tu trabajo, o cuando ves a unos niños pequeños que se emocionan al volver a la escuela, es muy difícil de explicar y no tiene precio. Colaborar como voluntaria después del terremoto fue una experiencia difícil, pero valió la pena todo el arduo trabajo. La experiencia de ayudar a la gente después del terremoto ha sido una de las mejores experiencias de mi vida”, afirma Anima, quien añade que se siente orgullosa de haber sido Voluntaria de la ONU y seguirá haciendo trabajo voluntario en el futuro.


Consulte también: El programa VNU lanza un informe sobre las iniciativas de voluntariado en respuesta al terremoto de Nepal de 2015 (en inglés)