Nicola Harrington
Nicola Harrington-Buhay, Coordinadora Ejecutiva Adjunta para la programación y movilización de voluntarios

Contar hasta mil millones: liberar el potencial de las personas con discapacidad

Relegada en un anexo de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas --el plan mundial para acabar con la pobreza, salvar al planeta y garantizar los derechos humanos de todos-- se encuentra la frase más contundente del documento: "Y trabajaremos para ayudar antes que nada a los postergados". El concepto es más radical de lo que parece. Trate de explicarle a un candidato a elecciones que sus intereses coinciden con los de los más desfavorecidos.

Como quienes dentro de las Naciones Unidas nos ocupamos de temas de desarrollo, somos propensos a insistir en la indivisibilidad de los derechos de todas las personas en todo momento, pero rara vez tenemos la oportunidad de comenzar por los últimos de la fila o de alcanzar la escala adecuada.

Sin embargo, 193 líderes del mundo se han comprometido a hacerlo. Quiénes son los “postergados” es por supuesto relativo. A la hora de asegurar igualdad de oportunidades para todos, incluso en las democracias más avanzadas queda trabajo por hacer. El año pasado mujeres de toda Europa lo demostraron brillantemente cuando amenazaron con cruzarse de brazos el 8 de noviembre para reclamar la atención de los políticos hacia la persistente desigualdad salarial entre hombres y mujeres.

Los últimos veinticinco años han visto enormes avances en materia de derechos de las minorías. El Secretario General saliente de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, deja una rica herencia de lucha en favor de los derechos de lesbianas, gays y transexuales tanto dentro como fuera de la Organización. El visionario Peter Piot ha logrado convencer al mundo de que el VIH/SIDA se puede erradicar y de que quienes han sido infectados por el virus tienen derecho a recibir tratamiento. 

El liderazgo de Piot y un intenso activismo de la sociedad civil han derribado obstáculos y han puesto la terapia con antirretrovirales al alcance de varios millones de personas. Y gracias al desarrollo del derecho internacional, hoy es posible desafiar actitudes tradicionales tales como “nuestra sociedad no está preparada” con argumentos tales como "Señora Delegada, su país ha firmado esta Convención. ¿Cómo podemos ayudarla a cambiar las cosas?"

¿Qué ha sido de los derechos de las personas con discapacidad? Un instrumento sin precedentes como la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006, la primera en la historia formulada de forma conjunta por gobiernos y grupos interesados, tuvo un formidable despegue. Y, sin embargo, aunque se trata de aproximadamente el 15% de la población del mundo y pese a la movilización de un sinnúmero de entidades, sigue siendo sorprendente y desolantemente raro encontrar en un lugar de trabajo a una persona que se autodefina con discapacidad.

El programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) se propone cambiar las cosas. Me he puesto como meta personal durante mi permanencia en el cargo de Coordinadora Ejecutiva Adjunta trabajar con nuestras 33 agencias asociadas para identificar en las distintas sedes puestos de trabajo significativos y de calidad para mil Voluntarios de las Naciones Unidas con discapacidad. ¿Qué harán? Depende. Como sucede en cualquier grupo numeroso de profesionales, los futuros voluntarios con discapacidad tienen historias y preferencias exquisitamente individuales. Algunos podrán no contar con una maestría y varios años de experiencia laboral, a menudo porque la discapacidad corre paralela a la falta de oportunidades. Los criterios de selección deberán fijarse en las potencialidades, la perseverancia, el compromiso de trabajar con comunidades y con grupos locales de personas con discapacidades, así como el compromiso con los valores del voluntariado como instrumento de cambio positivo y de transformación.

¿Qué se necesita para que el programa VNU logre los objetivos indudablemente ambiciosos que me he fijado? Honestamente, no lo sabemos. Pero estamos decididos a aprender. Un “Equipo de Excelencia” interno, estructurado como el bien implantado “Equipo de Acción de Género”, deberá analizar, proponer y elaborar las distintas demandas, opciones y modificaciones (que imaginamos surgirán rápidas y numerosas) con las que llevar a cabo la movilización de nuestro primer Voluntario de la ONU con discapacidades, y deberá negociar nuevos despliegues de voluntarios con nuestros asociados.

La dama valiente que se prepara para cruzar los continentes y superar las barreras de los idiomas de signos se sumará al equipo de Voluntarios en Línea del programa VNU presentes en el sitio web para contarnos de primera mano su historia de primera voluntaria en el terreno que se autodefine con discapacidad. Si un viaje de mil kilómetros comienza con un paso, ella representa el primer paso para el programa VNU.

Para “acabar con la polio” se han necesitado casi 30 años. “Acabar con el estigma” podría ser mucho más rápido.


Nicola Harrington-Buhay, Coordinadora Ejecutiva Adjunta para la programación y movilización de voluntarios, es experta en derechos humanos, desarrollo y administración pública. Ha trabajado para el Banco de Inglaterra, la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica y las Naciones Unidas en cuatro continents. Cree en el valor del voluntariado como método para captar el conocimiento dondequiera que esté y para alcanzar a los postergados.


Artículo traducido del inglés por la Voluntaria en línea de las Naciones Unidas Delia Tasso.

Bonn, Alemania