Las tropas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) que se encargan del mantenimiento de la paz deben estar listas para entrar en acción en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, si esto fuera necesario, de acuerdo con el mandato pacificador de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (RDC). Tres Voluntarios de la ONU se cercioran de que esto se cumpla.
Las tropas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) que se encargan del mantenimiento de la paz deben estar listas para entrar en acción en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, si esto fuera necesario, de acuerdo con el mandato pacificador de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (RDC). Tres Voluntarios de la ONU se cercioran de que esto se cumpla.
Destinados al Equipo de Propiedad de los Contingentes (COE, por sus siglas en inglés), una sección de la MONUSCO, inspeccionan sus bases en Katalé, Tongo, Kiwanja, Nyamilima e Ishasha cuatro veces al año.
Su objetivo es verificar la presencia y el buen funcionamiento del material prometido a los Cascos Azules por los Estados Miembros. En una atmósfera de ‘vuelta al colegio’, las metralletas, los morteros, los jeeps, las palas y los carros de combate se encuentran perfectamente alineados y deslumbrantes. Los inspectores son inflexibles: cada pieza del engranaje debe funcionar adecuadamente. De hecho, las gafas de visión nocturna o el equipo de posicionamiento pueden considerarse como inservibles si la tropa no posee suficientes baterías para que funcionen durante las operaciones de larga duración.
Todo se comprueba meticulosamente. El personal de mantenimiento de la paz debe estar listo para cualquier tipo de acontecimiento o intervención en cualquier momento y, gracias al trabajo del COE, lo están.
También se considera importante asegurar que las capacidades materiales estén en consonancia con las aptitudes mentales y físicas de los soldados de la MONUSCO. Aquí también, cada pequeño detalle que contribuya a la salud y el bienestar de los soldados es de vital importancia: suficientes productos para lavar la ropa y limpiar las habitaciones, agua limpia y comida saludable, una buena conexión a internet, todo el equipamiento médico necesario para prevenir las enfermedades comunes, curar las heridas leves y estabilizar las de mayor gravedad.
En unas condiciones de trabajo a veces difíciles, incluso peligrosas, con misiones en zonas de riesgo, los Voluntarios de la ONU del COE inspeccionan cuatro veces al año 66 contingentes, es decir, 20.500 tropas y más de 11.000 piezas de equipamiento.
“Sin nuestra presencia y apoyo, la mayoría de las bases militares se desmoronaría”, explica José Luis Medina, jefe adjunto de la sección. “Tenemos que asegurarnos, tanto por su propia seguridad como por la seguridad de la población local y del personal de la ONU, de que trabajan en buenas condiciones con un material en perfecto estado.”
Daniel Amoyaw Asamoah es uno de los tres Voluntarios de la ONU al servicio del COE desde que se unió a la MONUSCO en abril de 2012. Sin embargo, no es su primera experiencia en las operaciones por el mantenimiento de la paz ya que, previamente, trabajó en misiones en Liberia, el Líbano, Sierra Leona y la RDC como miembro del personal por el mantenimiento de la paz en los batallones de Ghana.
Para él, el voluntariado era, simplemente, una necesidad. “Me apasiona la humanidad. Como Voluntario de la ONU, trato de ver más allá de mi trabajo como inspector y miro a las personas a las que servimos,” comenta.
“Personalmente, intento, en la medida de lo posible, ayudar a los ciudadanos que encontramos en nuestras misiones. Como Voluntarios de la ONU, estamos aquí por el bien de la población. También creo, desde lo más profundo de mi corazón, que el papel que desempeño, por muy pequeño que sea, ayuda a hacer del mundo un lugar mejor.”
Artículo traducido del inglés por la Voluntaria de las Naciones Unidas en línea Gala Gil Amat.