Al crecer en el País Vasco, una región donde existió el terrorismo y representó una amenaza para el bienestar de mi familia, desarrollé habilidades de tolerancia, observación y escucha que han demostrado ser extremadamente útiles durante mi voluntariado en Haití. Recuerdo que el reclutador del Programa VNU insistió en advertirme sobre la impredecible situación de seguridad en Haití, y dijo que probablemente trabajaría en condiciones de vida difíciles. Mi respuesta fue clara: "No tengo miedo de nada. No hay país en el mundo al que no iría para ayudar a la ONU con su misión".

Los desafíos que enfrentan las personas migrantes y refugiadas son muchos. La falta de acceso a agua y comida o el riesgo de devenir víctimas de robos y asaltos son solo algunos. Los Voluntarios y Voluntarias ONU suelen estar en la primera línea de respuesta y ser los primeros puntos de encuentro en el terreno. Por eso, contribuyen a la protección de personas refugiadas, migrantes, desplazadas internas y en riesgo de quedar sin Estado.

Entre los meses de febrero y mayo de 2016, estos voluntarios dedicaron su tiempo, experiencia y conocimientos de las realidades locales de su región o país, y compartieron en sus redes sociales (principalmente en Facebook y Twitter), usando los hashtags #ODS_LAC y #UNVLAC, sus ideas e impresiones sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).