During a visit to assess the Bulo Baclay IDP settlement in Galkayo, Somalia, refugee children readily surround the interviewer (crouching at centre) to discuss their needs. (UNV/2011)

Voluntariado humanitario: propiciar el cambio

Cada vez que en las pantallas de nuestros televisores aparecen inquietantes imágenes de guerras, hambrunas o desastres, invariablemente nos preguntamos: "¿Qué podemos hacer nosotros para ayudar?" Es la clase de pregunta que nos hace humanos; y hay muchas personas que van más allá y pasan a la acción.

Cada vez que en las pantallas de nuestros televisores aparecen inquietantes imágenes de guerras, hambrunas o desastres, invariablemente nos preguntamos: “¿Qué podemos hacer nosotros para ayudar?” Es la clase de pregunta que nos hace humanos; y hay muchas personas que van más allá y pasan a la acción.

“Nunca ha habido un año sin crisis humanitarias”, señaló Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, en el mensaje que pronunció con ocasión del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, “y dondequiera que haya personas necesitadas, hay quienes las ayudan: hombres y mujeres que se unen para aliviar el sufrimiento y llevar esperanza.”

Existen oportunidades para que estos hombres y mujeres contribuyan a cambiar estas situaciones expresando libremente su voluntad y sin esperar recompensa alguna. Existe la posibilidad de que estas personas se conviertan en voluntarios.
 
La ayuda humanitaria, “personas que ayudan a otras personas” –como lo define la campaña 2011 del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria– es el sentimiento en el que se basa el voluntariado. Dondequiera que se produce un desastre, siempre hay personas que se apresuran a ayudar, y estas personas merecen nuestro reconocimiento y nuestro apoyo.

Los Voluntarios de las Naciones Unidas participan en iniciativas humanitarias en todos los lugares del planeta. Alrededor de 1.000 de estos voluntarios colaboran cada año con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y varios centenares con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Oficina de Coordinación de la Asistencia Humanitaria (OCHA). Sin ninguna duda constituyen un recurso vital para los organismos de asistencia de las Naciones Unidas.

Las organizaciones de ayuda humanitaria, como la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, los Cascos Blancos argentinos u organizaciones de beneficencia conocidas, como Oxfam, Save the Children y Médicos sin Fronteras, también dependen de los voluntarios.

No obstante, a pesar de la importancia que revisten, no nos referimos solamente a las personas altamente capacitadas que trabajan directamente con personas necesitadas que a menudo se encuentran en condiciones difíciles y peligrosas.

Nos referimos también a las legiones de  trabajadores voluntarios que apoyan a las mencionadas organizaciones en sus actividades administrativas y de recaudación de fondos. Nos referimos a los que aportan sus conocimientos a través de Internet, quizás a través del servicio Voluntariado en Línea del programa VNU. Y sobre todo nos referimos a personas fuertes afectadas ellas mismas por las crisis y que, sin embargo, se esfuerzan por ayudar a sus comunidades.

Y la necesidad nunca ha sido más acuciante ni los retos más difíciles. En el año 2011, en el que se celebra el décimo aniversario del Año Internacional de los Voluntarios, personas corrientes han dejado su huella como voluntarios en tragedias como el terremoto y el tsunami ocurridos en el Japón o durante los tornados que tuvieron lugar en los Estados Unidos de América. La actual emergencia en el Cuerno de África es otro ejemplo. Somalia y sus países vecinos están sufriendo la crisis alimentaria más grave del mundo, que, además, está empeorando.

Así que saludamos a los numerosos voluntarios humanitarios, Voluntarios de las Naciones Unidas y otros voluntarios que trabajan directamente para paliar este desastre, y hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que siga reconociendo y apoyando su labor en el marco de la legislación, las políticas y la financiación.

El Secretario General concluye diciendo que el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es una oportunidad para examinar nuestras propias vidas y plantearnos qué más podemos hacer para ayudar. “Que los trabajadores de asistencia humanitaria a quienes rendimos homenaje en el día de hoy nos sirvan de inspiración para emprender nuestro propio camino con el propósito de hacer del mundo un lugar mejor y acercar a la familia humana aún más”. Es algo en lo que todos podemos participar.

Los voluntarios –las personas que ayudan a otras personas– propician los cambios. Y ahora es el momento.
Bonn, Alemania