Michelle Daniela Pazmiño Vásquez (segunda por la derecha), Voluntaria ONU nacional Oficial de protección con la OIM, y Johana Garcia (tercera por la derecha), Voluntaria ONU nacional Oficial de atención y promoción de una vida libre de violencia con ONU Mujeres, imparten un taller de jabonería y emprendimiento para mujeres. (Juan Diego Pérez Arias / Programa VNU, 2016)

Las mujeres como agentes del cambio tras un desastre natural

El programa VNU movilizó a 24 Voluntarios de las Naciones Unidas para apoyar la respuesta de emergencia en las zonas afectadas por el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Ecuador en abril de 2016, el cual afectó a las vidas de unas 720.000 personas y obligó a casi 30.000 a tener que buscar refugio en campamentos temporales. De estos 24 voluntarios, 11 prestaron servicio con la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y cuatro con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el fin de prevenir la violencia de género y asegurar la participación de las mujeres en la respuesta humanitaria al desastre. 

Después del terremoto, la situación de las mujeres y de las niñas es motivo de especial preocupación porque son más propensas a convertirse en víctimas de violencia y discriminación en una emergencia humanitaria. Los desplazamientos, los campamentos hacinados, la falta de privacidad y de iluminación, así como instalaciones sanitarias limitadas y sin separaciones incrementan los riesgos.

Antes del terremoto, Jasmine Blessing (Alemania) trabajaba en la oficina de ONU Mujeres en Quito como Voluntaria de las Naciones Unidas internacional Especialista en Políticas Públicas. Sus responsabilidades cambiaron después del terremoto.

Comenzó a trabajar en un proyecto piloto que pretendía aumentar la participación de las mujeres en la gobernanza de los campamentos. «Los campamentos son espacios muy dominados por hombres donde las mujeres son a menudo excluidas de los procesos de toma de decisiones que orientan las estrategias de respuesta y que influyen en su capacidad y en la de su comunidad para recuperarse de una crisis», señala Jasmine.

Entrevisté a mujeres locales que residían en los refugios y me impactó constatar cómo los roles de género todavía prevalecen profundamente en esos espacios.

El siguiente paso fue diseñar pequeños proyectos destinados a cambiar los roles de género tradicionales y a mejorar la participación de las mujeres, lo que llevó a que las mujeres participaran en actividades no tradicionales como las iniciativas de dinero por trabajo y la eliminación de deshechos.

Michelle Pazmiño, Voluntaria de las Naciones Unidas nacional y Oficial de protección con OIM, promovió la participación de mujeres y adolescentes en los procesos de toma de decisiones y organizó actividades de orientación y emprendimiento que permitieran a las mujeres y a sus familias mejorar sus condiciones de vida.

«Ayudé a organizar talleres sobre actividades generadoras de ingresos para mujeres que les permitieran volver a una cierta normalidad después del terremoto», dice Michelle. «Estos, así como actividades lúdicas que fomentan la interacción y la participación, empoderaron a mujeres y a niñas para involucrarse y tener voz en las decisiones que afectan a la vida en los campamentos».

María Eugenia Parra, Voluntaria de las Naciones Unidas nacional y Especialista en formación y empoderamiento económico con ONU Mujeres, organizó cursos de construcción para mujeres. «Fue muy satisfactorio ver que, después de tomar los cursos, diez mujeres comenzaron a trabajar en las obras». María Eugenia también ayudó a coordinar un taller de desarrollo de capacidad sobre género para unos 80 trabajadores de la construcción masculinos preparándolos para la llegada de las constructoras que comenzaban sus trabajos en el lugar.

Jasmine Blessing agradece que su tarea como Voluntaria de la ONU le permita trabajar con la población directamente afectada por el terremoto. «Mi experiencia en el Ecuador me ha enseñado que los desastres naturales cambian las dinámicas del hogar y promueven oportunidades para las mujeres como agentes del cambio», concluye. «Los estereotipos de género pueden cambiarse y lo han hecho con el tiempo. Cambian rápido en las emergencias, y ello supone un reto y una oportunidad para construir una sociedad más igualitaria».

Aparte de los 15 Voluntarios de la ONU que prestaron servicio con ONU Mujeres y la OIM, otros siete fueron enviados para trabajar con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y uno con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) en las zonas afectadas por el terremoto.


Artículo traducido del inglés por la Voluntaria en línea de las Naciones Unidas Ana Cristina Lainez.

Pedernales, Ecuador