En la respuesta a la emergencia por el terremoto de abril de 2016 en Ecuador, mi trabajo como Voluntaria ONU nacional, Oficial de Protección, con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) consistía en promover la participación de las mujeres y de las adolescentes en los procesos de toma de decisiones dentro de los albergues.
Muchas de las actividades que desarrollaba estaban directamente relacionadas con las familias afectadas por el terremoto, específicamente con las mujeres y sus hijas e hijos en espacios de capacitación para la prevención de la violencia de género, ayudando a las mujeres y a sus familias a identificar patrones violentos, así como las rutas de protección a las cuales deben recurrir.