Como dice el refrán, se necesita una aldea para criar a un niño. Del mismo modo, se necesita una aldea para proporcionar a las personas en crisis el apoyo que necesitan. Los Voluntarios de las Naciones Unidas en Indonesia están trabajando con asociados de la ONU, gobiernos y comunidades para responder a la COVID-19.
Indonesia es un vasto país con más de 17.000 islas. Esta geografía plantea retos logísticos considerables para la recuperación de la COVID-19. Las vacunas contra la COVID-19 deben conservarse a temperaturas específicas y distribuirse en primer lugar a las personas más vulnerables.
Trece Voluntarios de las Naciones Unidas han sido seleccionados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para prestar servicio como Oficiales de Salud. Su labor repercute en más de 200 millones de ciudadanos y casi 1,5 millones de trabajadores sanitarios de todo el país.
Su primera tarea como voluntarios es realizar una evaluación de las necesidades. Los responsables sanitarios también colaboran en la planificación logística comunicando las necesidades de oferta y demanda e integrando la información procedente de organismos privados y públicos. Esta información ayuda al equipo del UNICEF en Yakarta y al Ministerio de Salud a optimizar su estrategia de vacunación. El calendario es fundamental, y el mantenimiento de la cadena de frío es esencial, ya que las vacunas deben entregarse rápidamente para evitar su caducidad.
Trabajar directamente con las comunidades también forma parte de la labor del UNICEF. Antes de reunirse con el público, el equipo realiza una evaluación estratégica de la zona. Inicialmente, un pequeño grupo de voluntarios participa con los trabajadores sanitarios y comunitarios para determinar los factores de riesgo para la salud y la comunidad y recabar información sobre los recursos locales. Una buena evaluación, planificación y coordinación son cruciales para el éxito, ya que en el proceso intervienen muchos profesionales sanitarios.
Elda Lunera Hutapea es una enfermera con un largo historial de compromiso humanitario. Su primer voluntariado tras graduarse fue en una organización no gubernamental local, donde trabajó con niños desfavorecidos con enfermedades terminales. Cuando empezó la pandemia, Elda fue asignada a la oficina de UNICEF sobre el terreno en Makassar, Sulawesi Meridional.
"Recibí una beca del gobierno, así que quería tener la oportunidad de devolver algo a la comunidad, especialmente durante la pandemia, que fue tan dura para las comunidades", dice Elda.
El nuevo trabajo también conllevaba nuevos retos. Al principio fue duro trabajar en una ciudad nueva. Yo era de Yakarta y solo conocía a una persona en mi nuevo destino. Tuve que aprender sobre la cultura de Sulawesi Meridional, pero eso también se convirtió en una parte apasionante de ser Voluntaria de las Naciones Unidas. Elda Lunera Hutapea, Voluntaria de las Naciones Unidas nacional enfermera del UNICEF, Indonesia
Elda trabajó en las evaluaciones y la planificación, y se coordinó con funcionarios del Ministerio de Sanidad, que evaluaron el plan y aprobaron las acciones. Era responsable de garantizar que los socios locales tuvieran los conocimientos técnicos y la capacidad adecuados para suministrar vacunas sobre el terreno. Se incluyeron las últimas investigaciones y estudios basados en pruebas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el UNICEF y las directrices y protocolos del Gobierno indonesio. La capacidad de comunicar y coordinar recursos bajo presión es fundamental para los miembros del equipo.
Un aspecto importante del trabajo de los Voluntarios de las Naciones Unidas es promover una campaña de alfabetización sobre el virus de la COVID-19, para que todo el mundo entienda los principios básicos de transmisión y cómo minimizar su propagación. Los Voluntarios de las Naciones Unidas ayudan a difundir en sus comunidades mensajes sobre la salud, como el correcto lavado de las manos, el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y el aislamiento.
También realizan evaluaciones para hacer un seguimiento del inventario. Por supuesto, las vacunas tienen diversos requisitos, dependiendo del fabricante. Una planificación adecuada garantiza que las vacunas sean viables cuando llegan a su destino.
Las evaluaciones incluyen el establecimiento de prioridades y la identificación de soluciones específicas para las zonas de difícil acceso, incluido el cálculo de las necesidades de personal sanitario en función de la densidad de población y las dificultades geográficas.
Los Voluntarios de las Naciones Unidas como Elda también ayudan a gestionar la logística habitual, llevan registros precisos y analizan datos. El seguimiento mensual es fundamental para que el Ministerio de Salud y otras partes interesadas puedan responder a la naturaleza cambiante de la pandemia.
Lo más gratificante de mi trabajo fue recibir el reconocimiento de los asociados gubernamentales y saber que, a través del voluntariado, podemos contribuir mucho a atajar la pandemia de COVID-19 y al desarrollo de Indonesia. Elda Lunera Hutapea
Este artículo ha sido producido con el amable apoyo del Voluntario en Línea Ted Blizzard.