Farah Ismail es Voluntaria de las Naciones Unidas con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Su trabajo garantiza que los refugiados reciban ayuda humanitaria y servicios humanos básicos.
Farah Ismail es Voluntaria de las Naciones Unidas con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Su trabajo garantiza que los refugiados reciban ayuda humanitaria y servicios humanos básicos.

Los Voluntarios de las Naciones Unidas dan prioridad a las personas

En primera línea de la crisis de los refugiados afganos en Pakistán se encuentra Farah Ismail, Voluntaria de las Naciones Unidas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El trabajo diario de Farah garantiza que los refugiados reciban la ayuda humanitaria y los servicios humanos básicos que necesitan urgentemente. Como palestina, Farah sabe bien lo que es ser refugiada. Sus padres tuvieron que abandonar sus hogares y depender de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

"Mi padre y su familia fueron desplazados a la fuerza de Palestina a Jordania en 1948, cuando se creó el Estado de Israel. Mi madre y mi familia materna huyeron de Palestina a Jordania durante la Guerra de los Seis Días en 1967, esto me ha inspirado a seguir una carrera humanitaria al servicio de los refugiados en particular", afirma.

Hay más de 10.000 Voluntarios de las Naciones Unidas como Farah, que apoyan incansablemente el desarrollo sostenible aportando su tiempo y experiencia en 160 países con 59 asociados de las Naciones Unidas. En pocas palabras, eso es el Programa VNU: personas altruistas al servicio de las Naciones Unidas en todo el mundo. De este modo, contribuyen positivamente a las comunidades mediante la cooperación práctica y de base. En el programa VNU facilitamos la selección de estos voluntarios con talento y dedicación para ayudar al sistema de las Naciones Unidas a cumplir la Agenda 2030.

"El voluntariado me ha dado la oportunidad de utilizar mis habilidades para influir positivamente en la vida de los demás. Uno de los aspectos más satisfactorios del voluntariado es trabajar y aprender de refugiados de distintas nacionalidades, etnias, religiones y orígenes", afirma Farah.

El programa VNU se creó en 1971, como parte del PNUD, y como uno de los primeros servicios comunes de las Naciones Unidas. La organización ha evolucionado mucho en los últimos 50 años en cuanto a tamaño y mandato. Y ahora, entrando en su segundo medio siglo de existencia, el programa VNU ha diseñado un nuevo Marco Estratégico para los próximos cuatro años.

El futuro del programa VNU es ambicioso y se basa en los resultados obtenidos en los últimos años.  También subraya por qué las asociaciones son vitales para que el sistema de la ONU sea más diverso e inclusivo.

En los próximos años mantendremos la paridad de género a escala mundial y trabajaremos para reducir la brecha de género a escala regional y nacional. Además, aumentaremos la diversidad en nacionalidades y grupos de edad, y velaremos por que aumente la inclusión de la discapacidad.

La pandemia, que empieza ahora su tercer año, deja al descubierto enormes desigualdades en todo el mundo. A medida que cambian las prácticas empresariales y surgen soluciones novedosas, el voluntariado se valora más que nunca. Los graves problemas de desarrollo nos han demostrado que tenemos que cambiar nuestra forma de vivir, trabajar y cooperar. El abanico de soluciones debe incluir opciones y crear oportunidades para que todos participen. El voluntariado es una forma de aportar diversidad, pensamiento innovador y oportunidades.

A Farah le gustaría ver más ideas innovadoras sobre las formas en que los refugiados pueden contribuir en sus nuevas sociedades y no ser vistos como una "crisis".

"Las competencias de los refugiados están muy infrautilizadas. Los refugiados aportan productividad, enriquecen las culturas, estimulan la economía y aportan habilidades y conocimientos a cualquier sociedad de la que formen parte", afirma.

Para hacer frente a este reto, el programa VNU ha hecho posible que a los refugiados se les ofrezca la oportunidad de trabajar como voluntarios y una vía hacia el empleo profesional, especialmente en tareas que requieran habilidades o conocimientos específicos dentro de la comunidad local de refugiados.

Tales iniciativas equipan y empoderan económicamente a los refugiados, reducen su dependencia de la ayuda humanitaria y fomentan su participación. Y eso beneficia al ACNUR con las perspectivas de los refugiados locales, y cambia la forma en que se percibe a los refugiados. Farah Ismail, Voluntaria de las Naciones Unidas con el ACNUR

El mundo está cambiando más rápido de lo que podíamos imaginar y de formas que no podíamos prever. Ahora más que nunca necesitamos un sentido de responsabilidad compartida y una respuesta verdaderamente global a través del voluntariado para ayudar a afrontar algunos de los retos de desarrollo de nuestro tiempo. En el programa VNU estamos preparados para este reto, y contamos con todos los que, dentro y fuera de las Naciones Unidas, se unan a nosotros como asociados en nuestros esfuerzos.


Este blog fue publicado originalmente por el PNUD.