En América Latina y el Caribe, la igualdad, el reconocimiento y la garantía de derechos de la comunidad LGBTI+ sigue siendo una deuda pendiente. ¿Cómo podemos contribuir desde el voluntariado? Pues garantizando la inclusión que se desea para la sociedad. En el Día Internacional de la Tolerancia, reconozcamos la importancia del respeto, la empatía y la diversidad.
"Es distinto cuando te ha tocado sufrir discriminación y cuando eres parte de una minoría. Estas experiencias de vida te ayudan a desarrollar más empatía para quien necesita asistencia", Alfonso Zabaleta, Voluntario ONU sirviendo como Oficial de Asuntos Humanitarios - Acceso para OCHA Venezuela.
Para superar los obstáculos a la intolerancia y discriminación, Alfonso cree que la educación, el respeto y la información son puntos claves y que “debemos trabajar en una formación cívica que discuta e integre la diversidad”.
Johanna Tejada, Voluntaria ONU sirviendo como Asistente Territorial de Apoyo Institucional a la Respuesta de Flujos Migratorios para ONU Mujeres Colombia, concuerda diciendo que “es preciso desaprender los discursos de odio que no contribuyen a un futuro igualitario”.
Las cifras son preocupantes. La criminalización de la identidad de género y de la orientación sexual sigue vigente en 69 países del mundo (Naciones Unidas, 2019). En Brasil, se estima que 312 personas fueron asesinadas por homofobia en 2013 (una víctima cada 28 horas). En México, fueron 400 entre 1995 y 2005, y en Honduras, 186 entre 2009 y 2012 (Banco Mundial, 2014).
La pandemia del COVID-19 agravó la situación. “Algunas personas de la comunidad debieron vivir con familias que no los aceptan, mientras que otras buscaron refugio. Los niveles de depresión, ansiedad y violencia aumentaron”, comenta Johanna Tejada.
Johanna se reconoce en un lugar de género fluido y considera que se siente segura para hablar de género y orientación sexual en ONU Mujeres. En su equipo de seis mujeres de diferentes etnias y orígenes, el enfoque en los derechos de las mujeres es atravesado por cuestiones de sexualidad, racialidad, migración y población indígena.
María Alejandra Bautista Serrano, Voluntaria ONU sirviendo como Asesora en los Puntos de Atención y Orientación para ACNUR Colombia, es una de las primeras caras que encuentran las personas migrantes y refugiadas en la frontera entre Colombia y Venezuela. “Durante las atenciones, un día se acercó una chica y un chico, ambos con orientación diversa. Ella contó que, por ser gay, la familia de su amigo le había dado la espalda y ahora se acompañaban. Le dije: ¿Cuál es el problema con tener una orientación sexual diferente? Yo también soy lesbiana. Ella dijo: ¿Ah, sí? ¡Yo también! Todos reímos reconociéndonos en la diversidad. Fluyó mejor la entrevista y pude identificar junto a ellos lo que realmente necesitaban”, cuenta María Alejandra.
Las personas trans son aún más vulnerables. Para ellas, “el aislamiento ya es una condición impuesta por la sociedad”, comenta Nathan Simoes, Voluntario ONU sirviendo como">Asistente de Programa para Voluntarios ONU en Brasil. En América Latina y Caribe, entre el 40% y el 70% de las personas trans no han finalizado el ciclo educativo y sólo el 3% alcanza el nivel superior (PNUD, 2021).
El aporte de Nathan es informar y debatir. Es miembro de una fuerza tarea de la Red de Recursos Humanos de las Naciones Unidas, que busca maneras de aumentar la diversidad en el sistema de la ONU. En su trabajo como Asistente de Programa para Voluntarios ONU en Brasil, organizó una sesión para discutir la igualdad y la no discriminación entre miembros LGBTI+ en Naciones Unidas.
“El enfoque principal del voluntario debe ser encontrar soluciones”, comenta Alfonso Zabaleta. “Buscamos que nuestra presencia ayude a aquellos que no se han atrevido a expresarse libremente por temor o reserva. Que vean que el sistema de las Naciones Unidas está abierto a la diversidad, defiende los derechos de las minorías y que existen posibilidades”, concluye Alfonso.
Este artículo fue escrito con la gentil contribución de la Voluntaria en Línea Thalita Lima.